BARCELÓ

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12 agosto 2008

La imagen de Singapur en Occidente

SINGAPUR es lo suficientemente pequeño para ser un barrio de Beijing, pero tiene algo en común con la gran capital china. La gran China roja y el pequeño punto rojo son dos países que Occidente ama odiar.Existen los que sólo saben decir cosas malas sobre las Olimpiadas de Beijing y los que asimismo ejercitan su derecho a la crítica de la ciudad estado.
¿Qué es lo que les come? La respuesta fácil es que tanto China como Singapur son estados autoritarios. Las libertades que se dan por sentado en Occidente – libertad de expresión y reunión – vienen con alguna advertencia en estos dos países.
Pero las cosas no son tan simples. Existen muchos estados autoritarios en el mundo, pero ninguno atrae tanta atención mediática como Singapur y China. El gran pecado es que tanto China como Singapur son ejemplos de países que están tomando una ruta diferente hacia el desarrollo, y parece ser que con éxito.
El éxito irrita a algunos, especialmente cuando se piensa que esos ejemplos de valores liberales son burlados y mofados.La secretaria de prensa del Ministro Mentor Lee Kwan Yew dijo el mes pasado que “ Singapur es un ejemplo para otros países de cómo un mercado libre unido al respeto a la ley, y unas políticas macro-económicas estables puede llevar al progreso y el éxito, pero sin el estilo de esas “democracias liberales occidentales ".
También hace poco, el periodista británico John Kampfner escribió en el prestigioso The Guardian un artículo en el que lamentaba el modelo “Singapur”.
¿Por qué será que un creciente número de personas altamente cualificados y bien viajados están dispuestos a renunciar a algunas de sus libertades a cambio de prosperidad y seguridad? Este modelo “Singapur” es uno donde la represión es altamente selectiva; se confina a aquellos que toman una decisión consciente de retar a las autoridades. Si no lo haces, entonces puedes estar seguro que tendrás la vida que buscas y lo más importante según este modelo, harás dinero.
Bajo el mandato de Lee Kwan Yew, la ciudad estado vió pasar a sus pobladores desde la más ínfima miseria de lo que hoy en día sería un país del tercer o cuarto mundo a lo que es hoy en día, es decir la economía más dinámica de Asia.Muchos singapurenses de profesiones liberales como doctores, abogados, financieros y con estudios realizados en Londres, Oxford, Harvard y Sydney, habiendo viajado por los cinco continentes y con amplios conocimientos de política y asuntos internacionales se sienten todavía fascinados con lo que tienen en casa una vez visto lo que hay fuera.
Muchos también piensan que éste modelo no sería aplicable en estados más grandes, pero cuando vuelven cambian de opinión. De hecho, algunos gobiernos provinciales en China envían a sus mejores cerebros a Singapur para aprender los secretos de su “éxito”. Lo mismo hacen algunos políticos rusos. Estos países y otros en Asia y lejano oriente están convenciendo a mucha gente de que un libre mercado no necesita una sociedad enteramente “libre” para ser boyante y que en cualquier batalla entre política y economía, siempre saldrá ganando la última.
El Sr. Kampfner me parece que se atasca en un debate intelectual, porque sino entendería que casi todos los singapurenses, normales e inteligentes, con estudios y sin ellos, están a favor de intercambiar ciertas “libertades” por el progreso económico y que el sistema político de Singapur es el que es. Aunque posiblemente su problema radica en lo que asume, es decir, ya que habláis inglés y tenéis una educación occidental, entonces también debéis creer en una democracia de estilo occidental, es el mismo paquete.
Un indicador de las asunciones occidentales sobre Singapur me llegó del Embajador en Washington, la Profesora Chan Heng Chee, que en una retrospectiva de la difunta coreógrafa singapurense Goh Choo San encontró el siguiente texto : Coreografía de clase mundial pero no encaja con la imagen de un país con penas corporales. Grave asunción por parte de un país que también tiene penas corporales y de muerte y que además invade países a su libre albedrío.
Así que la mayor dificultad para Occidente creo que es la siguiente: Singapur es como Occidente, pero también no como Occidente. Se habla, se viste, se hacen negocios y las casas son como en Occidente, sin embargo en lo que se refiere a los valores políticos, se difiere un poco.