Singapur, (como la mayoría de países del primer y segundo mundo) tras ser golpeado por la recesión mundial, ha mirado hacia la Gran Madre China para fortalecer los lazos umbilicales y comerciales y busca aumentar las capacidades bilingües de su mayoría de etnia china para obtener un mayor rendimiento del pastel ante la expansión del gigante asiático.
Hace mucho que la lengua inglesa une a este multi-étnico país, pero los líderes de Singapur ahora prevén un tiempo en el que el mandarín sea el idioma dominante del país y están alentando a su población para que aprenda bien el idioma.
La campaña auspiciada por el Gobierno para promocionar el mandarín comenzó allá en 1979 y tuvo como objetivo unir bajo un mismo idioma a las dispares comunidades chinas de Singapur que hablaban una gran cantidad de dialectos transmitidos por sus ancestros, quienes han ido llegando desde China desde el siglo XIX.
Unificar a la mayoría china en un país con considerables minorías malasias e indias y ultimamente caucásica fue una prioridad y en los primeros días la campaña "Hable Mandarín" desalentó a los chinos a hablar dialectos ancestrales, como el hokkien o el fokkien.
Algunos políticos como el Ministro Mentor de Singapur, Lee Kwan Yew ( por cierto, el impulsor de que el inglés sea la actual lengua franca de Singapur ) piensan que en dos generaciones, el mandarín se convertirá en la lengua madre, desplazando al inglés.
Su visión es que Singapur se convierta en el polo del sudeste asiático, a medida que extiende sus intereses comerciales en la región, y que las empresas locales afiancen sus posiciones en China, dándoles una ventaja inicial sobre firmas extranjeras.
A pesar de su pequeña demografía, Singapur ya era el tercer mayor inversionista extranjero en China con cifras de 6.500 millones SG$ (3250 m. EUR) en el 2008, un aumento del 40 % respecto del 2007.
El comercio entre ambos países ha crecido 17 veces desde 1991, llegando a los 91.400 millones de SG$ ( 45000 m EUR) en el 2008.
LAZOS COMERCIALES Y CULTURALES
Singapur ha recorrido un largo camino desde los 70, cuando Lee, formado en Cambridge, sospechó de los designios de la China maoísta para la región y se concentró en mantener al país inmerso en el inglés y alineado con potencias anti-comunistas, como Estados Unidos y el Reino Unido.
A medida que Singapur se prepara para celebrar dos décadas de lazos con China en 2010, en China se estima que hay 20.000 singapurenses trabajando y gestionando veintenas de proyectos conjuntos.
Entre todos esos proyectos destaca la construcción de una "eco-ciudad" en Tianjin, cerca de la capital Beijing, que está siendo diseñada para usar energías renovables, aguas recicladas y la cual tendra un extenso sistema de transporte público.
Entre los inversores singapurenses en China está la constructora de torres petroleras marítimas Keppel Corp, el banco DBS, la firma de tratamiento de agua Hyflux, el proveedor de servicios de energía Rotary Engineering y Raffles Education.
La empresa promotora de Singapur CapitaLand, apunta a construir 58 centros comerciales en 40 ciudades chinas, y dijo este mes que planeaba casi duplicar el valor de sus intereses en China, alcanzando los 8.000 millones de dólares, o 45 por ciento de sus activos totales.
Asimismo, cabe destacar que Singapur está resultando ser un terreno fértil de reclutamiento para que gerentes dirijan operaciones multinacionales en China, donde la falta de ejecutivos cualificados ha retrasado los planes de expansión de muchas empresas extranjeras.