BARCELÓ

04 octubre 2012

EL HOTEL RAFFLES CUMPLE 125 AÑOS

El Singapur de 1887 era un lugar muy diferente al que nos encontramos hoy en día. Por aquel entonces aquel Singapur era una pequeña ciudad del amplio imperio británico con algo más de 100.000 habitantes, la mayoría chinos, que vivían de la exportación del caucho. 
En aquel año, 4 hermanos armenios (Martin, Tigran, Aviet, and Arshak Sarkies) se instalaron en alguno de los 10 bungalós que había en la confluencia entre Bras Basah Road y Beach Road, por entonces un sitio al lado del mar.



El edificio era propiedad de un comerciante árabe,  Syed Mohamed Alsagoff
Los hermanos Sarkies fueron en realidad  los primeros huéspedes de lo que más tarde se convirtió en uno de los hoteles míticos del sudeste asiático recibiendo el nombre de Sir Stamford Raffles, el comandante inglés que puso a Singapur en el mapa del progreso. Había nacido el Raffles Hotel.



Aquí, en 1915, un camarero del afamado hotel, Ngiam Tong Boon inventó uno de los míticos cocteles, el Singapore Sling.

Durante la invasión japonesa de la ciudad en 1942, los japoneses le dieron el nombre de  Syonan Ryokan, Syonan significa en japonés luz del sur, que es nombre con que rebautizaron a Singapur los japoneses.

Muchas son las anécdotas que han acompañado a este mítico hotel y muchas son las personalidades que han dormido entre sus sábanas, nombre como Ava Gardner, la Reina Isabel de Inglaterra, los reyes de España y de casi cualquier casa real europea y asiática, Charles Chaplin, John Wayne, etc

En 1989 el hotel cerró durante dos años para recibir una reforma que recuperara su aspecto original de 1915. Los techos fueron levantados de nuevo, se recuperaron los ventiladores de techo, las terrazas desbloqueadas, y el hotel volvió a formar parte del selecto club de las Grandes Damas hoteleras de Oriente.

Si pasan durante este año por Singapur, no duden en pisar alguno de sus salones o alguno de sus bares.
Nos vemos en el Raffles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es realmente un hotel con mucho encanto y no tiene ya los precios prohibitibos de antaño. Aunque no se alojen ahí, deben visitarlo y pasearse por el interior.