BARCELÓ

21 noviembre 2012

PENA DE MUERTE EN SINGAPUR

Es cierto que para mucha gente, la pena de muerte ejercida por los gobiernos resulta, por decirlo de manera amable,  un paso atrás en el progreso de los pueblos.

El mundo admira a Singapur por su progreso económico y social de los últimos 20 años, pero siempre se le ha puesto dos peros, la poca transparencia política y la utilización de la pena de muerte. Resulta sin embargo paradójico que estos dos peros han sido siempre utilizados por aquellos que no viven ni han vivido en Singapur y evidentemente no son ciudadanos de Singapur, la mayoría de los singapurenses siempre han visto esos debates desde la distancia y nunca lo han encontrado un problema, sino más bien lo contrario de cara al mantenimiento de su seguridad personal y el  mantenimiento de su calidad de vida.

No es mi objetivo juzgar en esta entrada si los gobiernos deben ejercer la pena de muerte o no. Todo lo que hoy quería decir es que el pasado 14 de noviembre el Parlamento de Singapur aprobó una reforma del código penal que limita la aplicación de la pena de muerte en algunos casos de narcotráfico y homicidios.

Las enmiendas aprobadas introdujeron condiciones para que un juez pueda conmutar la pena capital por cadena perpetua, opción que para los homicidios solo se descarta en casos de muerte intencionada.

En casos de tráfico de drogas, la pena de muerte se podrá conmutar si el acusado actuó únicamente como mensajero y no tiene antecedentes, o colaboró con las autoridades de forma sustantiva en la lucha contra el crimen organizado.

Las autoridades habían paralizado las ejecuciones en julio de 2011 a la espera de esta reforma que, una vez aprobada permitirá que los 34 reos actuales en el corredor de la muerte en Singapur puedan apelar la sentencia.

Según cifras oficiales entre 2004 y 2010, 26 singapureses y 12 extranjeros fueron colgados en la horca.

Hasta ahora, la pena capital se aplicaba automáticamente a culpables de asesinato, tráfico ilegal de armas o de más de 15 gramos de heroína, 30 gramos de cocaína, 250 gramos de metanfetaminas o 500 gramos de hachís.

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