Singapur escarmentará a partir de hoy a los ciudadanos que tiren porquería en la calle obligándoles a trabajar como basureros en zonas concurridas vistiendo un traje de color naranja chillón.
La medida forma parte de una nueva campaña de la ciudad-estado contra la suciedad que incluye patrullas policiales en los puntos donde suele haber más deposiciones y la instalación de contenedores nuevos y más grandes.
A pesar de los grandes progresos de los últimos años, el de la limpieza vial continúa siendo un problema contra el cual las autoridades están decididas a seguir luchando a la vez que se mejoran las infraestructuras de contenedores de recogida.
La medida se aplicará contra aquellos que sean sorprendidos dos o más veces tirando desperdicios en zonas públicas.
El Gobierno confía en que la vergüenza de verse obligado a limpiar espacios públicos como centros comunitarios o estaciones de autobús sirva de incentivo para que los singapureses tiren la basura donde corresponde.
Otro impedimento previsto por las autoridades es el incremento de las multas, que podrían llegar hasta los 3.535 dólares (2.951 euros).
Hasta la fecha las penalizaciones económicas eran de entre 141 y 212 dólares (117 y 176 euros).
El paquete de medidas es el resultado de una encuesta realizada el pasado año sobre 4.462 personas que revela que las primeras causas del incivismo son las dificultades por encontrar papeleras, la pereza de buscarlas o la falta de hábito.
Más del 90 por ciento de los multados durante los últimos cinco años lo fueron por tirar al suelo colillas de cigarrillo. Está claro que esta medida si se llevara a cabo en España, supondría reducir por completo el déficit del estado.
En este margen de los últimos 5 años, el número de denunciados pasó de 3.819 a 41.392.