Es una jornada normal en un primero básico del colegio San Miguel Arcángel de Las Condes. Los niños están estudiando los números del 6 al 9 y en vez de trabajar con lápiz y papel, reciben bloques de colores. La profesora los invita a formar todas las combinaciones posibles para lograr el 6. Unos niños hacen 4 más 2. Otros 3 más 3. Y así sucesivamente.
Luego, se les pide que inventen historias para formar el número 6. Por ejemplo, que Pedro tenía cuatro dulces y su amigo le regaló dos más. Con esta sencilla técnica los escolares desarrollan la comprensión de los números y conceptos como la adición y realizan ejercicios de abstracción.
Es el método para enseñar matemáticas que desde 2007 está aplicando el colegio y que fue importado directamente desde Singapur. Son varios los establecimientos chilenos que han importado la receta que llevó a Singapur a estar entre los líderes en todas las clasificaciones.
En Singapur, los alumnos tienen un currículo mucho más reducido que el chileno y gran parte del profesorado sólo tiene dos años de formación. ¿Cuál es su receta entonces? Lograr que los alumnos desarrollen un pensamiento matemático, que se enfoquen en los ejercicios y no en las fórmulas. "Si estudian menos materias, las aprenderán mejor", dice Yeap Ban Hare, del Instituto Nacional de Educación de dicho país.
Además, todo conocimiento nuevo está asentado en otro. Algo que parece obvio pero que no es tan común en los establecimientos chilenos. Por ejemplo, en el currículo local, en segundo año básico se desarrolla el concepto de fracción, que en tercero básico se refuerza y se sigue pasando en cuarto e incluso hasta en quinto. En Singapur, en cambio, en cuarto básico los alumnos ya entran en las fracciones equivalentes y no vuelven sobre las simples. "Acá se vuelve una y otra vez sobre lo mismo, porque los niños no acaban de aprender nunca una noción. En Singapur los contenidos se aprenden profundamente", dice Lorena Espinoza, directora del grupo Félix Klein, de la Usach.
Yeap Ban Hare fue uno de los impulsores de que el sistema se llevara a Chile, tal como hace algunos años lo llevó a Estados Unidos e Israel. El experto fue en 2007 al país y dio charlas para docentes y directivos. Fue en una de ellas en las que Soledad Pinto, coordinadora académica del San Miguel Arcángel, lo conoció. "Llegaron a mis manos unos textos de una editorial chilena. En la primera impresión me parecieron de baja calidad, no traían ilustraciones, pero me los llevé a casa, los estudié y quedé impresionada. Los niños alcanzan un nivel de resolución de problemas que no se da en otras partes", comenta.
El colegio fue pionero en aplicarlo y el año pasado se sumaron The English Institute y Saint Margaret y este año establecimientos como el Mayflower y The Southern Cross.
Su principio es tan sencillo que los profesores ni siquiera han necesitado capacitación adicional. Basta con comprar los materiales de estudio, como bloques y fichas y los textos, que traen cada ejercicio paso a paso. Si bien por lo pronto están en inglés, la Usach está trabajando con Yeap Ban Hare para tener versiones en castellano.
Además, como los niños trabajan con material concreto, no se dan cuenta de que están aprendiendo matemáticas. "Después de una clase, se pregunta a los niños cuántos ejercicios hicieron y dicen que ninguno", dice Patricia Pesce, coordinadora académica del Junior School del Mayflower.
Pese a que la mayoría de los colegios lo aplican recientemente, ya se han visto cambios. "Las niñas tienen una mejor actitud hacia las matemáticas, especialmente las áreas difíciles", dice Margaret Pérez, jefe de estudios del Saint Margaret.
Si bien, por ahora, los libros que adoptan el método de Singapur están disponibles sólo en inglés, el Grupo Felix Klein de la Usach está trabajando en adaptarlos al currículo chileno para generar textos en español. El Instituto Nacional de Educación de Singapur y la editorial chilena que trae los textos al país han firmado un convenio que dará además formación a los maestros y escuelas que deseen adaptarlo.
"Nos propusieron llevar adelante esta tarea por la gran similitud existente entre el método de Singapur, y la propuesta didáctica de este grupo más conocida como el proyecto LEM", explica Lorena Espinoza, directora del centro. Efectivamente, el proyecto LEM, disponible en colegios a lo largo de todo el país, se basa también en la resolución de problemas, aunque como la puerta de entrada a los conocimientos y no sólo para aplicar lo aprendido, como ocurre con el método asiático.